Benvolgudes famílies,
comencem el nostre espai "compartim experiències" amb un primer escrit que ens arriba d'una de les nostres famílies. Un escrit fet des de la més pura sinceritat. Unes paraules que tant pare i mare comparteixen amb nosaltres i que ens demostren com l'amor caps als nostres fills i filles és el que fa que, tot i sentir-nos a vegades impotents i amb ganes d'abandonar, seguim avançant i navegant cap al port desitjat.
Ells expliquen la seva situació i així ajudar a qui ho necessiti. Algú s'anima a contestar i ajudar-los també? (recordeu enviar les vostres respostes al mail del dop:
dopsallehorta@gmail.com )
Farem un recull setmanal o mensual (depenent del que rebem) i anirem penjant-ho al blog per a que tothom ho pugui veure. SEMPRE DE MANERA ANÒNIMA.
Us deixem amb la primera experiència compartida...
Gràcies família, per ensenyar-nos un trosset vostre...
Y de repente nos tenemos que quedar todos en casa sin poder salir. Uno tele
trabajando y otra sin trabajar hasta nuevo aviso. En principio para 15 días,
después 15 más y así hasta el día de hoy. Parece que esto no acaba nunca.
Primero pensamos que podríamos aprovechar estos días para estar en familia
y, sobretodo dedicarles a nuestros hijos todo el tiempo que en una situación
normal se hace difícil ofrecerles. Pero estábamos muy lejos de hacerlo
realidad. Todo esto se ha convertido en un infierno.
Tienes que rehacer horarios y rutinas. No dispones de ningún manual de
instrucciones para este tipo de situaciones. Salta el pistoletazo de salida para
una carrera de obstáculos sin fin, sin pausa, sin descanso.
En casa somos 5, nosotros y nuestro compañero de 4 patas. Nuestro hijo
mayor tiene TEA (Trastorno del espectro autista) por tanto nuestra situación,
que ya de por sí no es sencilla, se complica aún más. Cambios de humor,
pataletas, agresividad, gritos, golpes…y todo ello sin ninguna vía de escape.
Encuentras mucho a faltar a la gente que incondicionalmente te ayuda y te apoya
cada día. Nuestra estructura familiar se ha tambaleado por completo. A todo
esto, hay que añadirle el mal comportamiento agravado de nuestro hijo pequeño.
Ya antes del confinamiento, no acababa de comprender la condición de su hermano
ni que sus necesidades son diferentes. Sus llamadas de atención son constantes
pero no de la mejor manera.
Nosotros nos sentimos cansados, exhaustos, frustrados, impotentes de no
poder o no saber qué hacer ante determinadas situaciones. Ves que no avanzas,
que nada funciona. Constantemente nos estamos autoevaluando y fustigando con
pensamientos negativos, y dudando de nuestra gestión como padres, incluso
sintiendo tremenda envidia de esos padres que dicen que les ha ido tan bien.
Nos aterra pensar en cómo nos afectará la nueva normalidad. Seguiremos luchando
y esforzándonos cada día, aunque a veces
te den ganas de tirar la toalla.
Esta ha sido nuestra experiencia, esperamos que aunque ahora no seamos capaces
de sacar algo positivo, más adelante lo podamos volver a valorar. Seguro que
habrá alguien que se haya podido sentir identificado.
Sólo decir que mucha FUERZA PARA TODOS.